Té verde Gyokuro Orgánico

El gyokuro es el té verde de hoja más apreciado en Japón. Cultivado en Japón, presenta hojas de un verde brillante con matices marinos gracias a su contenido de clorofila y una distintiva forma de aguja.

El gyokuro es uno de los tés más finos del mundo y a menudo se le conoce como "rocío precioso" o "rocío de jade".

Su infusión tiene un tono pálido y húmedo —amarillo verdoso ligeramente turbio— y ofrece un intenso sabor umami con un rico aroma.

El mejor Gyokuro proviene de agricultura ecológica. Gracias a su alto contenido en clorofila, las hojas de Gyokuro adquieren su característico color verde brillante con matices marinos y su distintiva forma de aguja.

Tras la infusión, la bebida adquiere un pálido tono húmedo, un verde amarillento ligeramente turbio. La clorofila también desempeña un papel importante: contribuye a la perfecta complejidad del sabor del té, caracterizado por notas vegetales y un dulzor singularmente delicado.

Al principio, se percibe una mezcla de notas vegetales suaves y ligeramente dulces, como la tierna y jugosa hierba primaveral calentada por el sol. A continuación, se percibe la frescura de notas ligeramente más astringentes y ácidas, con un ligero toque amargo al final. Todo esto garantiza un aroma y un sabor únicos y especiales en cada sorbo, junto con un retrogusto refrescante.

El té Gyokuro tiene un alto contenido de cafeína (teína).

Se puede disfrutar en infusión o usar en la cocina como especia para realzar el sabor de tus platos.

En NaturaleBio, vendemos y distribuimos hojas de té verde Gyokuro orgánico de primera cosecha.

El té verde Gyokuro de NaturaleBio proviene de la primera cosecha, que se realiza en abril. Durante este tiempo, las hojas de té se mantienen a la sombra, lo que les permite enriquecerse con clorofila. Esta fase se denomina "sombreado" y es esencial, ya que la luz solar directa reduce la fotosíntesis en los brotes jóvenes.

Al crecer a la sombra, la planta produce más clorofila, lo que contribuye al característico color verde intenso del Gyokuro, así como a su sabor delicado, dulce y poco astringente.

Tras la cosecha, el proceso de oxidación se detiene inmediatamente. Las hojas se cuecen al vapor durante un máximo de dos minutos para conservar todas sus propiedades beneficiosas. A continuación, se secan y se pasan por una máquina que les confiere su clásica apariencia acicular.