Kintsugi: cosa ci insegna l’arte giapponese di riparare con l’oro

El Arte del Kintsugi: Abrazando las Imperfecciones con Oro

La filosofía oriental tiene mucho que enseñarnos, con sus raíces antiguas y su enfoque en lo espiritual y lo simbólico. En este sentido, la técnica japonesa de reparación de cerámica llamada kintsugi se convierte en un enfoque de vida digno de apreciar. Veamos de qué se trata y qué ideas para mejorar personalmente podemos extraer de ella.

¿Qué es el Kintsugi y Cómo se Practica?

Kintsugi o kintsukuroi, traducido literalmente, significa "reparar con oro". Es una técnica de bricolaje muy antigua, utilizada principalmente con objetos de cerámica, tan queridos en la tradición japonesa.

Piense en los cuencos utilizados en la tradicional ceremonia del té, que cada familia conserva cuidadosamente y trata con esmero. Si una pieza del juego de té se cayera y rompiera, la mentalidad japonesa no considera tirarla y reemplazarla, como es típico de cierta cultura occidental consumista.

Al contrario, lo que está roto se puede recuperar y hacer aún más hermoso, valioso y único que antes, gracias al uso de pegamentos y lacas especiales hechos de materiales preciosos como oro y plata.

Las grietas y roturas entre las diversas piezas de cerámica, una vez reensambladas, se convierten en venas doradas, una red brillante que irradia luz y belleza. Esto significa que las imperfecciones y cicatrices no deben cubrirse ni ocultarse; en cambio, deben resaltarse y enfatizarse.

No Estamos "Rotos," Estamos en Constante Transformación

Por esta razón, el kintsugi se considera la metáfora perfecta del concepto de resiliencia, del que hablamos recientemente.

En un sentido abstracto, esa taza de té somos nosotros, con nuestras heridas, nuestros vacíos, las rupturas del cuerpo y el alma que la vida nos deja día tras día. Estos elementos, aunque pueden parecer negativos a primera vista, en realidad son lo que nos hace quienes somos. Somos la síntesis de nuestras experiencias, tanto positivas como negativas.

No somos nuestras cicatrices, pero nuestras cicatrices ayudan a definir quiénes somos. Y nos hacen mejores. Si sabemos cómo "repararnos" con positividad y autoconciencia (con oro, en cierto sentido), entonces saldremos cambiados, más fuertes, únicos e irrepetibles en comparación con los demás.


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